viernes, 20 de noviembre de 2015

Een hart, blindelings

Querida Maya,

Tanta proximidad en la palabra me asombra, la palabra en un corazón a ciegas.
En dos días olvidada, tú, que no la voz, y recordada, nuevamente tú...por un corazón a ciegas.

Como ciegas son mis manos, extendidas, dilatando los brazos hacia un codiciado abrazo.
Como ciegos son mis labios, separados para abrir senda a la oración muda.
Como ciegos son mis pasos, lentos, rápidos, torpes, desorientados.
Como ciega es mi piel, insensible al tacto cercano, pero cargada de memoria.

Un corazón latiendo a ciegas, obstinado, que no se arrepiente de haberte conocido;
que más se duele por verse desvanecido, en tu recuerdo, extraviado, en otro corazón que late a ciegas.


Siempre echándote de menos, mijn liefste, mi preciosa Maya
No, no te quiero, sólo te echo de menos, mucho de menos.





miércoles, 18 de noviembre de 2015

Een beetje oud

Querida Maya

Un poco viejo, cansado. Viejo en las formas, en el habla, en el deseo.
Cansado sin más esfuerzo que el de mi mente.

Ha sido un espacio sin pensar, viejo de recuerdos viejos, agotado de ansiar el agotamiento.
Y no pensaba en ti. No.

Me olvidé, por unos instantes, me olvidé de ti.
Cansado de esperar, un aliento, una respuesta, un reproche.

Me siento viejo en la constante repetición de la palabra, del pensamiento.
Y me olvidé, por unos instantes, me olvidé de ti, me olvidé de echarte de menos.

Pero no de un deseo; de éste no.
Una necesidad, un paso al sosiego, tan admirado y todavía lejano.
No hubo olvido para éste.

Hoy, un poco viejo y cansado; hoy sí; hoy te echo de menos.

Mijn liefste Maya, mi preciosa Maya,
 ik hou van jou;... no, no, sólo te echo de menos, mucho de menos.

jueves, 1 de octubre de 2015

Zomer fast - Zomer snel

Querida Maya

Y ya nos abandonó el verano; éste, el que más dolor me rompe el alma.

Y te echo de menos, una vez más, en la distancia del hábito, del corazón, de las emociones.

Nos abandonó el verano, también el otro, el antiguo; donde, más que el sol, la palabra despertó nuestros más ardientes deseos y proyectos, dudas y decisiones.

Y la piel no es más que un recuerdo.

Te echo de menos, una vez más, en tu acento, en tu tacto, en tu aliento.

Nos abandonó el verano; en el que sello los labios, por no hablarte; en el que junto mis manos, por no tocarte; en el que me ciego, por no olvidarte.

A la sombra de tu ausencia.

Te echo de menos, una vez más, lejos, pausadamente constante.

Nos abandonó el verano, y el corazón se encoje, tiembla, se estremece con el ritmo de un latido alejado.

Mijn liefste Maya, mi preciosa Maya,
 ik hou van jou;... no, no, sólo te echo de menos, mucho de menos.


martes, 23 de junio de 2015

Una Primavera difícil - Moeilijk voorjaar

Querida Maya

Una primavera en soledad, lejos de casa y con la mente entretenida en el recuerdo y en la lucha por el olvido. Me agarré a la ilusión hacia un cuerpo joven, buscando la distracción como evasiva al abandono.

Pero te echo tanto de menos...

Es tiempo para recordarte, para que me recuerdes, para añorarte, para que me añores... tiempo para fundirnos en un beso, ¡tan deseado! ¡También por ti! Porque veo en tu mirada acomodada esa proximidad que te niegas, que me niegas. Eres feliz, a esa manera, no a la tuya...

Pero me echas tanto de menos...

En unos días volveré a viajar. Esas evasiones alrededor de lo desconocido, de lo apetecido... y quizá coincidamos... sin saludarnos, la maga del silencio...que ya es habitual...un rito...una sentencia. Luego, extrañarás no haberlo hecho, con rabia...culpándome... ¡te perdono!

Porque te echo mucho de menos...

Mijn liefste Maya, mi preciosa Maya,
ik hou van jou...no, sólo te echo de menos, mucho de menos...

miércoles, 10 de junio de 2015

Ik wens je een Prettige Kerstdagen - sábado, 13 de diciembre de 2014

Querida Maya

Ya está ahí, la Navidad. (¡Cómo la odio!)
No tengo más recuerdos felices que los contados años de mi infancia y los que transcurrieron a tu lado. Deja de haber ilusión cuando empiezan a haber ausencias. Y la tuya fue la primera.

Quizá lo mejor sea concentrarme profundamente en esas sonrisas de antaño, esas miradas de cómplices enamoramientos, los besos de frontera del paso de un año a otro en segundos, en décimas de segundo, abrazados como para una eternidad.¡Memorias!

(Y sigo escribiendo convencido de que nunca lo leerás)

No es buena la Navidad, no, no es buena; ¿dónde está cada uno de los instantes? ¿por qué lo sentido es ahora afligido? ¿por qué un paso de la alegría a la tristeza? ¿qué tiene la Navidad que todo lo convierte en nostalgia, añoranza, melancolía, recuerdo?

No, no me gusta esta Navidad, después del paso del tiempo, no me gusta.

(Y sigo escribiendo convencido de que nunca leerás esto).

Te echo de menos, mijn liefste.

Fall, Gelukkig Fall - lunes, 1 de diciembre de 2014

Querida Maya

Ya siento el Otoño, el nuestro, no el de los poetas. Una efímera visión de la belleza que se desprende de cada uno de los momentos vividos contigo; de los momentos vividos juntos y de los soñados en esa delgada línea que separa la realidad del anhelo en los enamorados. Porque nos queríamos, nos amábamos, nos deseábamos, nos ilusionamos; un amor que quedó dormido en el Otoño. No pudimos o no quisimos despertarlo.

Y éste no es especial; es igual a los anteriores, el nuestro; lejos de rimas y sonetos; lejos de cursis evocaciones, estúpidas glosas a una hoja muerta. Pero sin alboroto, susurrado; no podemos despertarlo, tan profundamente dormido en lo más hondo de nuestros recuerdos. No es momento de aventuras, de riesgos, de mirarnos frente a frente para reconocer tras las marcas del tiempo, que siempre nos pertenecimos, el uno al otro, ojos grises, ojos marrones.

Fall, Gelukkig Fall; Otoño, feliz Otoño. Pudiera haber sido.

Te echo de menos.

Terapia - sábado, 15 de noviembre de 2014

Querida Maya

Sí, lo necesitaba; lo necesito. Más de treinta años, día a día, con una fijación en el pensamiento, en el alma, en los sentimientos. Treinta años, cada día.

Es posible que esto sea un acto de locura; pero yo lo veo como un acto de lucidez. El silencio es cruel y el tuyo ha sido inquisitorio conmigo. No lo merecía ... no lo merecías. Ha pasado mucho tiempo, demasiado rápido; sin embargo no hay rencor, porque no lo hubo. Pudo más el amor, el cariño, la fidelidad al corazón, lejos de cualquier resentimiento.

Te echo de menos.

Y ahora me veo aquí, delante de una pantalla, buscando una respuesta a esta insistente obsesión por el pasado; no para recuperarlo, sino para no olvidarlo.

La distancia ha sido nuestro peor enemigo; ahora lo es el tiempo, el tiempo perdido, el tiempo que nos empujó a caminos diferentes, posiblemente contrarios, ni siquiera paralelos. Pensé en coger ese tren que me venía de frente, en dirección contraria, para alcanzarte, recuperar en ese halo de esperanza una fugaz mirada de ternura. No sé si fue  en un acto de cobardía o de prudencia... vi cómo se alejaba.

Te echo de menos.

Y ahora estoy aquí, delante de una pantalla, refugiado en vanas disculpas, convenciéndome de que hice lo correcto, que no era tiempo de abrazos, que el espacio se tenía que abrir, que el momento era tuyo y no mío, y que no era yo con quien compartir... tu vida, que no eras tú con quien compartir... mi inmadurez.

Quizá hubiera sido más fácil si yo hubiera sido el otro; ese niño pelirrojo, pecoso, con gafas, que te perseguía con una flor desde esa pre-adolescencia de patio de colegio. Si hubiera sido yo quien te llevara las flores invitándote a salir, trajeado, y que tuvieras que rechazarme porque estabas con "él"; quien te persiguió hasta la Universidad; quien no te perdió de vista hasta convencerte, cautivarte, hacerse necesario... Una reunión de antiguos compañeros de patio es suficiente, para conocerse, para protegerse... para asegurarse. Pero no, no soy el otro.

Te echo de menos.

Y ahora estoy aquí, delante de esta pantalla; abriendo el corazón más de lo que la sensatez tolera. Pero es mi terapia; mi terapia, no la tuya. Quizá otro día te odie; ... hoy...  Ik hou van jou... no, no , no,...solo ¡te echo de menos!.